La famosa “curva de la felicidad” o “barriga cervecera” suele aparecer a partir de los 30 años y está presente en más del 90% de la población adulta masculina.
Se produce debido a un exceso de grasa acumulada en el abdomen, y es sinónimo de múltiples problemas que pueden afectar gravemente a la salud.
Puede ser la causa de: enfermedades cardiovasculares, aumenta el riesgo de infartos, provoca un aumento del ácido úrico, del colesterol, hernias de hiato, disfunción eréctil, problemas vesiculares…
Para saber más sobre esta intervención puedes visionar el siguiente vídeo sobre la abdominoplastia y este otro vídeo de cirugía de liposucción o lipoescultura
Existen varias técnicas quirúrgicas para atajar este problema de manera eficaz y segura.
- Hay personas que aun teniendo acumulación de tejido adiposo en el abdomen, disponen de una piel elástica y de una buena musculatura abdominal. Por lo tanto su problema es básicamente un exceso de grasa y por ello necesitan una liposucción.
Con una liposucción en el abdomen y los flancos es suficiente para tratar el problema.
No obstante, el exceso de grasa intraabdominal solo puede eliminarse si se combina la intervención quirúrgica con el ejercicio físico y una dieta saludable.
- Si el cúmulo de grasa localizada está combinado con un exceso de piel, una relajación excesiva de los músculos abdominales y flacidez, la intervención quirúrgica más indicada es la abdominoplastia.
La abdominoplastia garantiza unos resultados satisfactorios y permanentes, siempre que el paciente mantenga un peso adecuado y realice ejercicio regularmente.
Aunque la abdominoplastia elimina cierta cantidad de grasa, si hay un exceso importante de la misma, la abdominoplastia puede combinarse con una liposucción para eliminar la grasa acumulada en los flancos devolviendo a la piel el aspecto firme, terso y saludable, consiguiendo un abdomen más plano y una cintura más estrecha.
- Además, existen técnicas sin cirugía como el Balón Intragástrico.
Se trata de un balón de silicona expansible que se coloca en el estómago mediante una sencilla endoscopia (sin necesidad de cirugía y bajo sedación), y que puede ayudar a perder de 10 a 30 kilos en medio año. Supone una magnífica alternativa terapéutica para combatir la obesidad y otras afecciones asociadas como la hipertensión, la diabetes y el colesterol.